Mi nueva amiga de la antilla mayor.

Si es que Blogger deja su horrible comportamiento podre terminar este post y hacer 'sign out' sin inconvenientes, desde que llegue de trabajar estoy tratando de postear y nada que me deja!

Hoy cuando sali de mi trabajo y me acerque al sitio donde estaba mi 'car pool' ( hoy no traigo carro, asi que comparto el de unas amigas) me encontre a una señora mayor.
Me pregunta en un ingles elegante donde esta la parada del bus. Le indico donde esta y de paso le recuerdo que tiene que buscar un librito de esos donde anuncian las rutas y el precio el pasaje y 'estan por aumentarlo', hasta le agregue.
Se me queda viendo y pregunta: 'Habla ud español?' yo contesto: 'Claro que si!'
Y comienza a hablarme en nuestra lengua con un acento caribeño y le digo 'Ud debe ser de Puerto Rico'.
Ella, sorprendida dice: 'No precisamente, pero como me crie en Nueva York, tengo el acento de los latinos que viven alla, los puertorriqueños, pero soy de La Habana'
'Tengo buenos amigos alla' le comente. 'Pero no importa que no compartamos los mismos ideales todos somos seres humanos y ellos estan en una situacion muy diferente a la nuestra'.
Y empezo a contarme de su infancia viendo a sus tias bailar como lo hacen en el Tropicana, de los refranes de su abuelita materna, de los dulces cubanos y el olor del cafe recien tostado, algo que aun casi 37 años despues, recuerda como si hubiese sido ayer.
La acompañe hasta la parada del bus y me despedi como si fuera una amiga muy querida, me hizo recordar la gente de corazon dorado que mire por ultima vez en la capital cubana hace 5 años, justo antes de venir aqui. Recuerdo aquellos abrazos y sus palabras: 'Ahora no vendras tan seguido, te vas mas lejos' me dijeron mientras yo sacaba mis maletas.
Cuando Fina, asi se llama la señora que conoci hoy, se fue, pense en los amores que ella dejo atras en Habana Vieja, al venir aqui.
Yo al menos puedo regresar a mi tierra natal cuando lo desee y volver a salir si me provoca, ella no. Se le iluminaban los ojitos al contarle como vi sus calles, disfrute su musica, comi su delicioso congri y toque la vieja pintura de sus paredes.
Le deje mi telefono y le dije que cuando quiera podia llamarme para contarle mas del mar, la gente y el presente de la isla que ahora es para ella el pasado de esas fotos a blanco y negro que se aun guarda en sus cajones.